affective marketing

Affective computing: de las cookies a las microexpresiones

La privacidad de los datos siempre ha sido un terreno delicado. A lo largo de los años, he tenido muchas conversaciones en las que me preguntaban por qué aceptaba cookies sin pensarlo dos veces, o por qué no me preocupaba demasiado por ceder información a Google. Siempre respondía algo parecido: trabajo en marketing, y muchas veces el trato me parecía justo. Doy algo a cambio de un servicio mejor, más rápido, más afinado a lo que busco.

Pero ahora estamos entrando en otro nivel. Una nueva capa. El affective computing o computación emocional.

Esta tecnología es capaz de leer nuestras emociones a partir de gestos, microexpresiones, el tono con el que hablamos, incluso el ritmo al que escribimos. No hace falta decir nada: nuestro cuerpo, sin querer, ya está hablando. Y todo eso, claro, tiene un valor enorme en el mundo comercial. Desde ajustar una campaña en tiempo real hasta adaptar la experiencia de compra a cómo te sientes en ese preciso instante.

Y aquí empiezan las preguntas difíciles. ¿Queremos que una IA sepa si estamos tristes, distraídos o entusiasmados mientras navegamos por una web? ¿Seremos conscientes de cuándo y cómo se están leyendo nuestras emociones?

Pero también hay otra cara. Y no es menor. Lo que permite el affective computing en términos de personalización no tiene precedentes. Ya no se trata solo de sugerirte productos similares a lo que ya compraste, sino de que la tecnología responda a lo que estás sintiendo en ese momento. La experiencia de usuario, bien aplicada, podría ser tan natural como intuitiva. Casi humana.

Como siempre con la tecnología, la clave no está solo en lo que puede hacer, sino en lo que decidimos hacer con ella. Por eso, más que nunca, necesitamos criterio. El reto, y también la urgencia, es anticiparnos: diseñar con conciencia, con cuidado, y también con visión. Porque el futuro no es lo que viene. Es lo que dejamos que pase.

Automatizacion IA y marketing

IA y automatización en marketing: eficiencia sin perder el alma

La automatización y la inteligencia artificial (IA) están transformando la forma de trabajar en marketing. Permiten ahorrar tiempo, tomar decisiones más inteligentes y ser más consistentes en las acciones… si se usan bien.
La clave no está solo en qué herramientas usas, sino en cómo mantienes el equilibrio entre eficiencia y autenticidad.

🛠️ ¿Qué se puede automatizar (y potenciar con IA)?

1. Automatización de workflows: emails, segmentación y lead nurturing

  • Herramienta recomendada: HubSpot
    Permite crear flujos automatizados según el comportamiento del usuario: descargas, visitas a página, formularios, etc. Ideal para campañas de nutrición, asignación de leads y seguimiento.
  • Alternativas (no probadas): ActiveCampaign, Brevo, MailerLite.

2. Conexión entre herramientas y automatización de tareas repetitivas

  • Herramienta recomendada: Zapier
    Te permite crear flujos automáticos entre aplicaciones sin necesidad de código. Por ejemplo, si alguien rellena un formulario, puedes crear automáticamente un contacto en tu CRM y enviar un aviso interno.
  • Alternativas (no probadas): Make, Integrately.

3. Generación de contenido: textos, ideas, variantes

  • Herramienta recomendada: ChatGPT
    Útil para crear borradores, titulares, ideas de campañas o adaptar textos a distintos tonos. Perfecta como copiloto creativo.
  • Alternativas (no probadas): Jasper, Copy.ai.

4. Optimización de contenidos para SEO

  • Herramienta recomendada: SurferSEO
    Analiza los mejores resultados en buscadores y te da recomendaciones concretas de estructura, keywords y longitud de contenido.
  • Alternativas (no probadas): Clearscope, NeuronWriter.

5. Creatividad visual con IA

  • Herramienta recomendada: Canva (con IA integrada)
    Permite crear rápidamente contenido visual para redes, presentaciones o campañas, ahora con funciones de IA como redacción automática o generación de imágenes.
  • Alternativas (no probadas): Midjourney, DALL·E.

💡 Automatizar no es deshumanizar

Usar IA y automatización no es sustituir lo humano, sino liberar tiempo para lo que solo tú puedes aportar: estrategia, intuición y empatía.
Haz que la tecnología trabaje para ti, no que marque tu estilo.